Ultima Fecha Cuartos de Final

Bueno, Bueno, llego al fecha final de los cuartos de final “la taberna del siome” y cada vez estamos amas cerca de saber quienes son los afortunados discutidores que Irán al mundial Alemania 2006 Gini lima limón de discusiones Bizantinas, como era de esperarse esta todo casi listo en Berlín y el estadio que tiene capacidad para 150.000 personas es un éxito, claro que como es una plaza grande, vamos a tener que compartir un poco con los viejos que juegan al ajedrez, los niños y los canes entrenados para haces sus necesidades en el verde. Pero como todas las fechas del mundial serán programadas bien tempranito a la mañana, no tendremos mayores problemas.
En esta ultima fecha se pelearan por un lugar en la semifinal Faelin Joyce y, Joe Groznile, ambos defenderán a Superman y a Batman respectivamente, veamos que tiene para decirnos
Adulfo Pistarino

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Faelin Joyce
A favour de Superman

Mis respetos a los miembros del Jurado señor Von Pazz y señor Fratinni, señor Moderador Pistarino, señor Michael Ginni, a los entrañables amigos de la Discusión Bizantina, al estimado público:
Este glorioso día nos encuentra aquí reunidos en el salón que tan amablemente cedieron para este prestigioso evento los compañeros de la Unión Obrera Metalúrgica de Metrópolis para zanjar, en estos cuartos de final, una sencilla cuestión, no como Don Muzza que se está queriendo zanjar a la Mujer Maravilla y no le está resultando nada sencillo... pero no se distraigan por favor; decía: se trata, de determinar quién es mejor superhéroe: si es… un pájaro, si es… un avión, si escalectric, si es Kal- El, el hombre de acero, nacido en el planeta Krypton bajo el influjo de mágicos poderes, un hombre capaz de desafiar las inmutables leyes de la física, de volar, de luchar como ninguno; invulnerable, dotado de una fuerza sobrehumana y una nobleza sólo comparables a las de Hércules y Aquiles y de una clara inteligencia y férrea voluntad dignas del gran Ulises de Ítaca, o si el mejor superhéroe es, en cambio...
Bruno Díaz: un “pobre niño rico” traumatizado, vengativo y con delirios de grandeza, que no sabía qué hacer con su tiempo y su dinero y puso a su mayordomo a diseñarle autos y complicados trajes de neoprene push-up, todo ello para compensar sus evidentes limitaciones físicas y psicológicas. Entretanto, el pobre viejo Alfred se pasa la vida trabajando en sofisticadas innovaciones tecnológicas sin esperar jamás el menor reconocimiento, para que el impresentable de Bruno Díaz, en vez de ir a hacerse ver por un profesional de confianza, se mire insatisfecho en el batiespejo del batiascensor de su batigarage, y mientras se arregla el pectoral de hule de su traje de murciélago, piense si quedar con Gatúbela en alguna terraza para histeriquear un ratito, o pasar a buscar a Robin y empomárselo en el batimóvil. En fin, hablemos de algo serio.
Hablemos del superhombre que fue salvado por su padre Jor-El(capo di tutti capi), al ser enviado fuera de Krypton en una cápsula espacial y no habiendo pedido jamás venir a nuestro caótico planeta Tierra, tuvo, para colmo, la mala suerte de caer en Smallville, ignota aldea rural de Estados Unidos donde fue adoptado por Martha Kent, una tierna señora para la que cualquier cosa podía ser la excusa perfecta para asar un pavo y reunir a la familia en torno a la mesa y Jonathan Kent, un buen hombre, un campesino que estaba orgullosísimo de su patria porque, entre otras cosas, ignoraba literalmente que existiera cualquier otra cosa fuera del perímetro de los Estados Unidos.
Así y todo, este rudimentario matrimonio le dio su nombre, Clark Kent, lo crió como a un hijo y le dio su afecto y Kal-El creció y se convirtió en un hombre de bien, periodista y escritor, y lo que es más importante aun: un soñador con un proyecto.
Porque tenía un proyecto quiso trabajar en un lugar estratégico: la redacción de un periódico de primera línea el Daily Planet, bajo la identidad de Clark Kent, para estar en contacto con lo que pasaba en su país de residencia y en el mundo y, constantemente informado, alternar esa identidad con la verdadera, la de Superman, para salir a luchar por la justicia y el bien común en Metrópolis y en todos los rincones de nuestro planeta, ahí donde se lo necesitara.
¿Es necesario aclarar que un sujeto como Superman, con un mínimo de sed desmedida de poder pudo haber hecho y tenido todo eso que cualquier otro hombre podría desear?: el mejor plantel de fútbol del planeta jugando para su camiseta, el staff completo de Playboy esperándolo mimoso en su dormitorio de la Casa de Gobierno -es incuestionable: Superman jamás tuvo ambiciones políticas y no puede endilgársele el hecho de que el pueblo de los Estados Unidos lo haya tomado a él como símbolo y no a su compatriota, el torturado Batman… Además, vamos… si la nave de Superman hubiera aterrizado originariamente en Argentina, no habría quién nos soporte…. (maldición… es cierto… de todas formas ya casi nadie nos soporta…).
En suma, Superman pudo haber tenido absolutamente todo para sí... Pero no. Nuestro superhombre quiso pelearla desde abajo, paso a paso y pensando en los términos más elevados, no en mezquinos objetivos personales ni tan siquiera, “nacionalistas”.
Finalmente, y por si a alguien le quedó alguna duda sobre porqué Superman es el más grande, resulta obligada la mención de un hecho inaudito en la historia de los superhéroes de todas las épocas: Superman es aquél que venció a la muerte. Exacto: cuando fruto de un fatal accidente encuentra muerta a su amada, Lois Lane, sabiendo que desafiaba la más poderosa y oscura ley de la naturaleza, y que este acto probablemente le costaría su propia vida, toma entre sus brazos el breve cuerpo inerte de Lois y en el más osado, vertiginoso e inconcebible de los vuelos, mejor dicho, en AQUEL HISTÒRICO VUELO alrededor del planeta, LOGRA HACER RETROCEDER EL TIEMPO los minutos necesarios para salvarla.
En fin… ¿qué más?.
Ah, sí… un aplauso para el Jefe, muchachos (clamor de palmas y bombos de los amigos de la UOM al grito de “Superman Cumple, Faelinn dignifica”).
Faelin Joyce


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Joe Grosznile
A favor de Batman

Para los que me recuerdan, soy Joe Grosznile, para los que no, también. Pocos temas atañen de modo tan directo a la naturaleza misma del hombre como el que hoy trataremos aquí. Llámenlo esencial, llámenlo vital, llámenlo al Loco Dallalibera que esta noche a las 9 tenemos Papi Fútbol contra los del banco y la última vez nos cagaron a pelotazos... pero la verdad es que cuando un niño decide qué superhéroe le gusta más, si Batman o Superman, está marcando un punto de inflexión en su vida... no, no exagero, ¡ya te dije trescientos billones de veces que nunca jamás exagero! Lo que quiero decir es que un niño sabe que estos personajes no son sólo locos alegres de masculinidad en duda que se visten con mallas y calzas ajustadas de colores satinados y salen a repartir piñas por doquier en nombre de una causa a veces hilarante. No, damas, caballeros, otros, no es así, los pequeñines saben que se trata de otra cosa, de verdaderos arquetipos de bondad y justicia. De eso hablaremos hoy, de bondad, de pureza de corazón, de respeto al prójimo, de tolerancia, y al primero que me interrumpa lo hago callar a castañazo limpio, y este es un aviso que no se repetirá.
Para empezar, y no es por ser xenófobo, pero quiero que quede claro Superman no es un hombre... no, no es una mujer... no, tampoco es un hermafrodita, no, me refiero a... no, tampoco es Michael Jackson, ¡quiero decir que es de otro planeta, entendelo, ¿cómo te lo tengo que decir?! O sea, un alien. Y por lo tanto se tendría que llamar Superalien o Ultra ET o Mi amigo Mac, pero claro, suena bastante más fulero, menos marketinero... además, es una cosa loca pensar que un extraterrestre sea el héroe más poderoso de la Tierra, por eso Superman parece un hombre, porque si tuviese el aspecto de, ponele, los bichos de "Mars attacks", no creo que Luisa Lane le diera la bola que le da. Y además, lo del origen alienígena lo inventaron sus creadores para explicar todos esos excesivos poderes (de los que el mismo Dios se siente envidioso), con los que decidieron dotarlo, cosa que nos lleva a un punto esencial de mi defensa, a no, es un lunar, no pasa nada... y es el hecho de que ser superhéroe así no tiene gracia. Si podés volar, si ves a través de las cosas, si tenés fuerza sobrehumana, si tirás rayos con la mirada, si sos invulnerable, si congelás con el aliento y tantas otras pelotudeces de feria, no es ningún mérito hacer lo que hacés, porque no te cuesta nada, así no vale. Mucho más meritorio es Batman, un pobre niño huérfano y millonario que bien podría haberse dedicado a derrochar su fortuna en burdeles VIP o a invertir en países del Tercer Mundo para robarles sus recursos naturales más preciados, pero no, el bueno de Bruno hizo otra cosa, se entrenó a más no poder, estudió, se capacitó para ser un héroe (sin el grandilocuente prefijo "super"), un tipo que se la juega todas las noches, porque él sabe a qué hora se hacen las matufias, y cada vez lo pueden matar, de un tiro, degollado, quemado, aplastado, triturado, de mil maneras más, porque el tipo es humano y cuando le pegan le duele y si lo cortan sangra, no le rebotan las balas en el pecho ni se le doblan las hojas de los cuchillos cuando lo quieren ensartar como churrasco de croto (he aquí la principal ventaja de Batman sobre su alienígena contraparte, que sólo podría perecer a causa de una cosa tan ridícula como la kriptonita, una especie de moco sólido y brillante, pero por favor, escuchame una cosita, un héroe que puede morir a pedradas, aunque sean piedras de otro planeta, no es un héroe, serio). Más bien que Superman viene y te salva, pero porque sabe que a él, lo que se dice a él, no le va a pasar nada, nunca jamás, pero ¿si no tuviera poderes haría lo mismo? ¿Se arriesgaría por vos a costa de su propia seguridad? Ah, mirá, yo te diría que no, porque aún recuerdo cuando aquella vez, en Superman II, renunció a todas sus habilidades sólo para casarse con Luisa y a la primera de cambio lo agarró un camionero y le dio pa' que tenga, guarde y reparta entre los de la Liga de la Justicia, que son muchos y pretenciosos. ¿Oh no? Pero sí, es clarito, y después, cuando recuperó los poderes, fue a vengarse, a abusarse con el pobre camionero que sólo había obedecido sus instintos de moler a palos al citadino, cosa por demás normal y entendible y que todos hemos hecho alguna vez.
Más argumentos, más, y ya me estoy poniendo loco y al próximo que vea con la remerita esa con la "S" en el pecho le parto el marulo con una barreta de hierro, y es que si Superman es tan poderoso, ¿por qué se limita a hacer boludeces. Porque lo que hace son boludeces. O sea, pará, loco, aflojale, meta pelear con seres del espacio exterior o con alimañas similares pero nunca paramos una guerra, una invasión de EEUU a un país subdesarrollado, nunca detenemos un huracán o un tsunami, nunca nos ponemos las pilas para acabar con el hambre en el mundo, nunca nada serio. No, eso no, cosas importantes no, pavadas sí. Andá, si sos tan supermacho, y decile a Bush que le afloje, que ya estuvo bien lo de la justicia infinita y todo ese verso. Si vos no podés no puede nadie, super. A no ser que en realidad te de por, como dice el Dr. Tranca, comprarte un tutú rosa y salir a bailar diciendo "Guachi guau, soy la Mariquita Sánchez de Thompson del siglo veintiuno". Es eso o vas a porcentaje con el fenómeno de circo que dirige la nación del norte. Si Batman tuviera tus poderes ya se habría puesto una linda bota tejana con punta de adamantium reforzado y le habría pegado terrible patada en el tujes, que es lo que todo el mundo quiere, pero vos no, vos seguís ahí, complaciente, bajando gatos de los árboles. Y decís que peleás por la Justicia, no, si hay que oír cada cosa.
Antes de que me olvide quiero decir que dedico esta opinión a todos esos estúpidos niños muertos en la tonta imitación del vuelo de Superman desde el techo de su casa hasta un charco de sangre y vísceras en el patio, al grito de "soy un pájaro, soy un avión, no, soy... plaaaffff", ante la horrorizada mirada de sus padres, en lugar de recrear la sana costumbre del Encapotado Paladín Murciélago, que siempre usa una confiable cuerda y tiene planeadores, paracaídas y sogas de repuesto, como debe ser.
Finalizo mi alegato diciendo que ha llegado el momento de elegir, ya no qué héroe es mejor, no es tan sencillo, sino qué tipo de personas queremos ser, ¿semi-dioses imperialistas y abusivos, lobos con ansias de dominio mundial tras la fachada corderil de periodistas mojigatos cuasi-afeminados; o quirópteros héroes sacrificados por el otro sin ansias de reconocimiento tras nuestra máscara constante de nobleza, que representa todo lo que es bueno y puro en el mundo? ¿Hace falta decir más? No creo, bueno, capaz que sí, pero igual.
Joe Groznile